Hoy la Iglesia celebra a San Francisco y Santa Jacinta Marto, los pastorcitos de Fátima
- Santuario San Judas Tadeo

- 20 feb 2024
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20 de febrero
Los hermanos Francisco y Jacinta Marto, fueron los hijos menores de Manuel y Olimpia, una familia campesina portugesa. Los dos hermanos junto con su prima Lucía fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Fátima.
Según Lucía, Francisco tenía una disposición plácida, sentoía inclinación a la música y le gustaba estar solo para pensar. Jacinta era cariñosa tenīa una melodiosa voz para el canto y dotes para el baile. Después de sus experiencias, sus personalidades fundamentales siguieron siendo las mismas. Francisco prefirió orar solo, diciendo que esto "consolaría a Jesús por los pecados del mundo". Como producto de las visiones que tuvo Jacinta del Infierno, ella estaba convencida de que debia orar y hacer penitencia por la salvación de las almas y asi lo hizo en su corta vida.
Apariciones del Ángel y la Virgen de Fátima a Jacinta y Francisco.
Lo que cambió inesperadamente la vida de Francisco y Jacinta Marto, tuvo lugar en
1916: cuando dijeron que se les apareció un ángel tres veces y que les exhortaba a rezar y hacer penitencia para el perdón de los pecados y por la conversión de los pecadores.
A partir de este momento, los pequeños niños Santos Jacinta y Francisco Marto, tomarían cada oportunidad que tenía para hacer lo que el ángel les decía.
Desde el 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, Santa Jacinta y San Francisco Marto, junto con su prima Sor Lucía, tuvieron el privilegio de ver varias veces a la Virgen María en el lugar llamado Cova da Iria, cerca de Fátima.
Llenos de alegría y gratitud por el don recibido, responderían inmediatamente con todas sus fuerzas a la exhortación de Nuestra Señora de Fátima, pidiéndoles oraciones y sacrificios en reparación por los pecados que ofenden a Dios, y por la conversión de los pecadores.
Al mismo tiempo, dóciles a la acción de la gracia, Jacinta y Francisco dedicaron sus vidas voluntariamente para alcanzar algún día estar en el paraíso.
Espiritualidad de Santa
Jacinta.
Santa Jacinta Marto estaba inmersa constantemente en la contemplación de Dios, siempre buscaba una conversación íntima con él. Buscaba el silencio y la soledad de la noche y se levantaba de su cama de madrugada para orar y expresar libremente su amor por el Señor.
En poco tiempo, la vida interior de Santa Jacinta se caracteriza por una gran fe y una gran caridad. Una vez, Santa Jacinta confiesa: "Yo amo tanto a Nuestro Señor. A veces creo que tengo un fuego en el pecho, pero eso no me quema"
A estos niños, Santos Jacinta y Francisco Marto, les encantaba contemplar a Cristo
crucificado y se conmovían hasta las lágrimas al escuchar el relato de la Pasión.
Jacinta Marto afirmó entonces ya no querer cometer pecado y no hacer sufrir más a
Jesús. Meditaba mucho sobre la eternidad del infierno, cuya pavorosa visión tanto le impresionó. Una vez exclamó: "¡Qué pena tengo de los pecadores! ¡Si yo pudiera mostrarles el infierno!"
Jacinta Marto tuvo una Fe ardiente y una devoción a la Santa Eucaristía, que visitó con frecuencia y durante mucho tiempo en la iglesia parroquial, escondiéndose en el púlpito, donde nadie podía verla y así distraerla de contemplar al Rey de reyes.
Anhelaba con un gran deseo comer el Cuerpo de Cristo, pero no le estaba permitido debido a su corta edad. Sin embargo, eso no le entristeció, ella encontraba consuelo en la comunión espiritual.
Santa Jacinta también honró a la Virgen María, con un amor tierno, filial y alegre, rezaba constantemente el Santo rosario y cada momento del día le ofrecía jaculatorias piadosas.
El sufrimiento anhelado de
Santa Jacinta.
El deseo de sufrir de Jacinta Marto se hizo más evidente durante la larga y grave enfermedad que la quejó desde octubre del año 1918 junto a su hermano Francisco.
Los pequeños Santos Jacinta y Francisco Marto se contagiaron de un brote broncopulmonar, a la que llamaron "la gripe española", su salud empeoró poco a poco, por lo que tuvo que soportar la idea de tener que ser operada. Para Santa Jacinta se vuelve un calvario esta enfermedad, ya que le sobreviene una pleuresía purulenta.
Sabiendo que le quedaba poco tiempo, multiplicó sus sacrificios, penitencias y privaciones con el fin de cooperar, en la medida de sus posibilidades, en la obra de la Redención.
Sin embargo, lo que más le costó a Santa Jacinta fue tener que dejar a la familia con el fin de ser tratada en el hospital Reina Estefanía, en Lisboa. Pasó por su mente la idea morir sola, lejos de sus familiares queridos, y acerca de eso dijo: "¡Oh Jesús mío, ahora usted puede convertir a muchos pecadores, ya que este sacrificio es demasiado grande!”.
Muerte de Jacinta y
Francisco Marto.
Cuando una epidemia de gripe se extendió por Portugal dos años después, San
Francisco Marto se enfermó y murió en el año 1919.
1 año más tarde, el 20 de febrero de 1920, Santa Jacinta Marto también enfermo gravemente y pidió que le impartieran los Sacramentos... Recibió el Sacramento de la Confesión. Esa misma noche, lejos de sus padres, finalmente llegó a la meta de sus deseos, la vida eterna, la Virgen vino a llevársela al Paraíso como lo había prometido.
Jacinta Marto y su hermano Francisco estuvieron enterrados en el cementerio municipal de Fátima, hasta que los trasladaron a la Basílica de Nuestra Señora a principios de la década de 1950.
Los Santos Jacinta y Francisco Marto fueron proclamadas Beatos el 9 de abril de 2000 por el Papa San Juan Pablo Il y posteriormente, el 13 de mayo de 2017, fueron canonizados por el Papa Francisco. Millones de peregrinos visitan el santuario en Fátima todos los años para rezar el Santo Rosario. Santos Jacinta y Francisco Marto ruegue por nosotros.
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