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5 claves para la homilía de la Misa por la Jornada Mundial de los Pobres este domingo

  • Foto del escritor: Santuario San Judas Tadeo
    Santuario San Judas Tadeo
  • 16 nov
  • 3 Min. de lectura
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La Conferencia Episcopal Española ha publicado un guión para la homilía de la Misa por la IX Jornada Mundial de los Pobres, la primera del pontificado del Papa León XIV, que la Iglesia Católica celebrará este domingo 16 de noviembre, en el que ofrecen algunas claves para la predicación y la reflexión.

El lema de esta jornada es “Tú, Señor, eres mi esperanza”, tomado del salmo 71.


1. Los gritos de los pobres 

En el texto, los obispos españoles recuerdan que en el salmo 71, “el salmista recuerda las dificultades vividas, los desprecios sufridos, las opresiones soportadas, las injusticias infligidas. Pero, a la vez, acude confiado y esperanzado al Dios que consuela, salva y nunca se olvida del desvalido. El salmista sabe que su grito de angustia ha sido escuchado por Dios. Un grito, a veces silencioso y solitario, que representa a toda la humanidad sufriente”.  

“Hoy, también son muchos los gritos silenciosos de millones de personas en el mundo entero que viven en situaciones extremas de pobreza: niños que sufren la falta de una alimentación digna y tienen graves carencias de derechos fundamentales como la educación y la sanidad, jóvenes trabajadores sin trabajo digno y sin posibilidad de adquirir una mínima vivienda, mayores perdidos en medio de un mundo que les da la espalda y que los arroja a una soledad irremediable”, prosigue el texto. 

Estos gritos de los pobres se dan en “las guerras y las masacres lacerantes, cuyas consecuencias las padecen los más pobres o el desentendimiento de una parte de la humanidad ante tantos migrantes que se ven obligados a abandonar sus hogares”. 

2. La esperanza en Dios  

El guión resalta que “la desolación del pobre se encuentra abierta a la esperanza” y destaca que “los pobres también aman el cuerpo, la vida, la música y quieren ser liberados de todo sufrimiento por Dios en quien confían”. 

En ese sentido, refiere el texto, el salmo 71 recuerda el salmo 22, que recuerda las palabras de Jesús en la cruz “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. 

“Los pobres aparecen unidos al mismo Jesucristo en un himno de confianza, donde el lamento se transforma en un cántico a la salvación que viene de Dios”, prosigue el texto, y destaca que “la identificación del Mesías está unida siempre a una forma histórica concreta, que es aquella de los pobres, de los pequeños, de los sencillos”.  

“No nos engañemos: la manera de comportarnos con los pobres será, en definitiva, el criterio de salvación o de condenación”, alertan los obispos de España.  

3. Nuevos signos de esperanza: La responsabilidad social  

Los obispos de España alientan a compartir “nuevos signos de esperanza” con los pobres, como la responsabilidad social, dado que “el cristiano no puede vivir tranquilamente y de brazos cruzados de cara a la sociedad y de espaldas a la construcción del bien común”.  

“La búsqueda constante de este bien nos abre un horizonte de encuentro con otras realidades sociales alejadas del plan de Dios. Los cristianos somos conscientes de que, al promover el bien común, nuestra responsabilidad social se basa en el gesto creador de Dios. Un gesto que exige la distribución universal y equitativa de los bienes de la tierra y de los frutos del trabajo. Se trata de una cuestión de justicia”, aseguran. 

4. La creación y el impulso de políticas sociales  

Los obispos de España afirman que “las causas estructurales que afectan a la pobreza limitan mucho el efecto de los actos puntuales de caridad. Muchos proyectos para la promoción de la dignidad de los desvalidos ‘deberían formar parte ya de las políticas públicas de todo país, pero las guerras y desigualdades con frecuencia lo impiden’”. 

“La caridad política no es ajena al cristiano. Es más, estamos llamados a buscar formas de implicación en este campo considerado como el de la más ‘alta caridad’”, subrayan.  

5. Compromiso en las distintas formas de voluntariado  

En el último punto, los obispos recuerdan que la Jornada Mundial de los Pobres no termina con la Misa “sino que se prolonga a lo largo del tiempo. Porque ‘los pobres están en el centro de toda la acción pastoral, no solo de la dimensión caritativa, sino también de lo que la Iglesia celebra y anuncia’”. 

En ese sentido animan a “sacudirnos la indiferencia para acercarnos a la vida de los pobres y entregar, así, parte de nuestra vida ajetreada a un voluntariado social que nos acerque más a Dios a través de nuestra acción samaritana”. 

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