top of page
Verde (2).png

Lectura del día

  • Foto del escritor: Santuario San Judas Tadeo
    Santuario San Judas Tadeo
  • 1 nov
  • 8 Min. de lectura

2 de Noviembre

ree

PRIMERA LECTURA


Primera lectura, Primera Misa:

Los que duermen en el polvo, despertarán.

Del libro del profeta Daniel: 12, 1-3

En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a tu pueblo.

Será aquél un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida eterna, otros para el eterno castigo.

Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

*

Primera lectura, Segunda Misa:

Los aceptó como un holocausto agradable.

Del libro de la Sabiduría: 3, 1-9

Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz.

La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable.

En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos.

Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

*

Primera lectura, Tercera Misa:

El Señor destruirá la muerte para siempre.

Del libro del profeta Isaías: 25, 6. 7-9

En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos.

Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor.

En aquel día se dirá: “Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara. Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae”.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

*

Salmo responsorial, Primera Misa:

Del salmo 121

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

• ¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: 

“Vayamos a la casa del Señor”! 

Y hoy estamos aquí, Jerusalén, 

jubilosos, delante de tus puertas. R.

• A ti, Jerusalén, suben las tribus, 

las tribus del Señor, 

según lo que a Israel se le ha ordenado, 

para alabar el nombre del Señor. R.

• Digan de todo corazón: “Jerusalén, 

que haya paz entre aquellos que te aman, 

que haya paz dentro de tus murallas 

y que reine la paz en cada casa”. R.

• Por el amor que tengo a mis hermanos, 

voy a decir: “La paz esté contigo”. 

Y por la casa del Señor, mi Dios, 

pediré para ti todos los bienes. R.

*

Salmo responsorial, Segunda Misa:

Del salmo 26

R. Espero ver la bondad del Señor.

• El Señor es mi luz y mi salvación, 

¿a quién voy a tenerle miedo? 

El Señor es la defensa de mi vida, 

¿quién podrá hacerme temblar? R.

• Lo único que pido, lo único que busco 

es vivir en la casa del Señor toda mi vida, 

para disfrutar las bondades del Señor 

y estar continuamente en su presencia. R.

• Oye, Señor, mi voz y mis clamores 

y tenme compasión. 

El corazón me dice que te busque 

y buscándote estoy. 

No rechaces con cólera a tu siervo. R.

• La bondad del Señor espero ver 

en esta misma vida. 

Ármate de valor y fortaleza 

y en el Señor confía. R.

*

Salmo responsorial, Tercera Misa:

Del salmo 129

R. Señor, escucha mi oración.

• Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; 

Señor, escucha mi clamor; 

que estén atentos tus oídos 

a mi voz suplicante. R. 

• Si conservaras el recuerdo de las culpas, 

¿quién habría, Señor, que se salvara? 

Pero de ti procede el perdón, 

por eso con amor te veneramos. R. 

• Confío en el Señor, 

mi alma espera y confía en su palabra; 

mi alma aguarda al Señor, 

mucho más que a la aurora el centinela. R. 

• Como aguarda a la aurora el centinela, 

aguarda Israel al Señor, 

porque del Señor viene la misericordia 

y la abundancia de la redención, 

y él redimirá a su pueblo 

de todas sus iniquidades. R. 


SEGUNDA LECTURA

*

Segunda lectura, Primera Misa:

Tenemos en el cielo una morada eterna.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 1. 6-10

Hermanos: Sabemos que, aunque se desmorone esta morada terrena, que nos sirve de habitación, Dios nos tiene preparada en el cielo una morada eterna, no construida por manos humanas. Por eso siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.

Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

*

Segunda lectura, Segunda Misa:

Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos.

De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 14-16

Hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna.

Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

*

Segunda lectura, Tercera Misa:

Estaremos con el Señor para siempre.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 4, 13-14. 17-18

Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él, y así estaremos siempre con el Señor.

Consuélense, pues, unos a otros, con estas palabras.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R. Aleluya, aleluya.

*

Aclamación antes del Evangelio, Primera Misa: Apoc 14, 13

Dichosos los que mueren en el Señor; que descansen ya de sus fatigas, pues sus obras los acompañan. R. 

*

Aclamación antes del Evangelio, Segunda Misa: Mt 25, 34

Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. R.

*

Aclamación antes del Evangelio, Tercera Misa: Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. R.


EVANGELIO

*

Evangelio, Primera Misa:

Si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto.

Del santo Evangelio según san Juan: 12, 23-28

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.

El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.

Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: ‘Padre, líbrame de esta hora’? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre”. Se oyó entonces una voz que decía: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

*

Evangelio, Segunda Misa:

Vengan, benditos de mi Padre.

Del santo Evangelio según san Mateo: 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’. Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.

Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’.

Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’. Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

*

Evangelio, Tercera Misa:

El que coma de este pan vivirá para siempre y yo lo resucitaré el último día.

Del santo Evangelio según san Juan: 6, 51-58

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”.

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”.

Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan, vivirá para siempre”.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentarios


bottom of page