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Lectura del día

  • Foto del escritor: Santuario San Judas Tadeo
    Santuario San Judas Tadeo
  • 31 may
  • 6 Min. de lectura

31 de Mayo


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PRIMERA LECTURA

Primera lectura de *Visitación de la santísima Virgen María:

El Señor será el rey de Israel en medio de ti.

Del libro del profeta Sofonías: 3, 14-18

Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado a todos tus enemigos. El Señor será el rey de Israel en medio de ti y ya no temerás ningún mal.

Aquel día dirán a Jerusalén: “No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta. Apartaré de ti la desgracia y el oprobio que pesa sobre ti”.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

*

En *Visitación de la santísima Virgen María, como primera lectura, en lugar de la lectura de Sofonías 3, 14-18, se puede utilizar la de Romanos 12, 9-16, tal como aparece en el Leccionario.

Primera lectura de **Vigilia de la Ascensión del Señor:

Se fue elevando a la vista de sus apóstoles.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 1, 1-11

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.

Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”.

Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?”. Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”.

Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL*

*

Salmo responsorial de *Visitación de la santísima Virgen María:

Isaías 12

R. El Señor ha hecho maravillas con nosotros. Aleluya.

• El Señor es mi Dios y salvador, 

con él estoy seguro y nada temo. 

El Señor es mi protección y mi fuerza 

y ha sido mi salvación. 

Sacarán agua con gozo 

de la fuente de salvación. R. 

• Den gracias al Señor, 

invoquen su nombre, 

cuenten a los pueblos sus hazañas, 

proclamen que su nombre es sublime. R. 

• Alaben al Señor por sus proezas, 

anúncienlas a toda la tierra. 

Griten jubilosos, habitantes de Sión, 

porque el Dios de Israel 

ha sido grande con ustedes. R. 

*

Salmo responsorial de **Vigilia de la Ascensión del Señor:

Del salmo 46

R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.

• Aplaudan, pueblos todos; 

aclamen al Señor, de gozo llenos; 

que el Señor, el Altísimo, es terrible 

y de toda la tierra, rey supremo. R. 

• Entre voces de júbilo y trompetas, 

Dios, el Señor, asciende hasta su trono. 

Cantemos en honor de nuestro Dios, 

al rey honremos y cantemos todos. R. 

• Porque Dios es el rey del universo, 

cantemos el mejor de nuestros cantos. 

Reina Dios sobre todas las naciones 

desde su trono santo. R. 


SEGUNDA LECTURA

Solamente en la Vigilia de la Ascensión del Señor se dice segunda lectura: 

Cristo entró en el cielo mismo.

De la carta a los hebreos: 9, 24-28; 10, 19-23

Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros.

En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.

Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para la salvación de aquellos que lo aguardan y en él tienen puesta su esperanza.

Hermanos, en virtud de la sangre de Jesucristo, tenemos la seguridad de poder entrar en el santuario, porque él nos abrió un camino nuevo y viviente a través del velo, que es su propio cuerpo. Asimismo, en Cristo tenemos un sacerdote incomparable al frente de la casa de Dios.

Acerquémonos, pues, con sinceridad de corazón, con una fe total, limpia la conciencia de toda mancha y purificado el cuerpo por el agua saludable. Mantengámonos inconmovibles en la profesión de nuestra esperanza, porque el que nos hizo las promesas es fiel a su palabra.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO**

R. Aleluya, aleluya.

*

Aclamación antes del Evangelio de *Visitación de la santísima Virgen María: Cfr. Lc 1, 45

Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. R.

*

Aclamación antes del Evangelio de **Vigilia de la Ascensión del Señor:

Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, dice el Señor, y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. R.


EVANGELIO**

*

Evangelio de *Visitación de la santísima Virgen María:

¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?

Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-56

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.

Él hace sentir el poder de su brazo: dispersa a los de corazón altanero, destrona a los potentados y exalta a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada.

Acordándose de su misericordia, viene en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre”.

María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

*

Evangelio de **Vigilia de la Ascensión del Señor:

Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo.

Del santo Evangelio según san Lucas: 24, 46-53

En aquel tiempo, Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto”.

Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo. Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

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